Hora Intermedia
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
HIMNO
Tu poder multiplica
la eficacia del hombre,
y crece cada día, entre sus manos,
la obra de tus manos.
Nos señalaste un trozo de la viña
y nos dijiste: "Venid y trabajad".
Nos mostraste una mesa vacía
y nos dijiste: "Llenadla de pan".
Nos presentaste un campo de batalla
y nos dijiste: "Construid la paz".
Nos sacaste al desierto con el alba
y nos dijiste: "Levantad la ciudad".
Pusiste una herramienta en nuestras manos
y nos dijiste: "Es tiempo de crear".
Escucha a mediodía el rumor del trabajo
con que el hombre se afana en tu heredad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Por los siglos. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Que tu bondad me consuele, según tu promesa.
Salmo 118, 73-80
X (Iod)
Tus manos me hicieron y me formaron:
instrúyeme para que aprenda tus mandatos;
tus fieles verán con alegría
que he esperado en tu palabra;
reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,
que con razón me hiciste sufrir.
Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo;
cuando me alcance tu compasión, viviré,
y mis delicias serán tu voluntad;
que se avergüencen los insolentes
del daño que me hacen;
yo meditaré tus decretos.
Vuelvan a mí tus fieles
que hacen caso de tus preceptos;
sea mi corazón perfecto en tus leyes,
así no quedaré avergonzado.
Ant. Que tu bondad me consuele, según tu promesa.
Ant. 2. Protégeme de mis enemigos, Dios mío.
Salmo 58
ORACIÓN PIDIENDO LA PROTECCIÓN DE DIOS CONTRA LOS ENEMIGOS
Estas súplicas expresan la confianza del Salvador ante su Padre (Eusebio de Cesarea).
Líbrame de mi enemigo, Dios mío;
protégeme de mis agresores,
líbrame de los malhechores,
sálvame de los hombres sanguinarios.
Mira que me están acechando,
y me acosan los poderosos:
sin que yo haya pecado ni faltado, Señor,
sin culpa mía, avanzan para acometerme.
Despierta, ven a mi encuentro, mira:
tú, el Señor de los ejércitos,
el Dios de Israel.
Estoy velando contigo, fuerza mía,
porque tú, oh Dios, eres mi alcázar;
que tu favor se adelante, oh Dios,
y me haga ver la derrota del enemigo.
Pero yo cantaré tu fuerza,
por la mañana aclamaré tu misericordia;
porque has sido mi alcázar
y mi refugio en el peligro.
Y tocaré en tu honor, fuerza mía,
porque tú, oh Dios, eres mi alcázar.
Ant. Protégeme de mis enemigos, Dios mío.
Ant. 3. Dichoso el hombre a quien corrige Dios, porque él hiere y venda la herida.
Salmo 59
ORACIÓN DESPUÉS DE UNA CALAMIDAD
En el mundo tendréis luchas, pero tened valor: Yo he vencido al mundo (Jn 16, 33).
Oh Dios, nos rechazaste y rompiste nuestras filas;
estabas airado, pero restáuranos.
Has sacudido y agrietado el país:
repara sus grietas, que se desmorona.
Hiciste sufrir un desastre a tu pueblo,
dándole a beber un vino de vértigo;
diste a tus fieles la señal de desbandada,
haciéndolos huir de los arcos.
Para que se salven tus predilectos,
que tu mano salvadora nos responda.
Dios habló en su santuario:
"Triunfante ocuparé Siquén,
parcelaré el valle de Sucot;
mío es Galaad, mío Manasés,
Efraín es yelmo de mi cabeza,
Judá es mi cetro;
Moab, una jofaina para lavarme;
sobre Edom echo mi sandalia,
sobre Filistea canto victoria".
Pero ¿quién me guiará a la plaza fuerte,
quién me conducirá a Edom,
si tú, oh Dios, nos has rechazado
y no sales ya con nuestras tropas?
Auxílianos contra el enemigo,
que la ayuda del hombre es inútil.
Con Dios haremos proezas,
él pisoteará a nuestros enemigos.
Ant. Dichoso el hombre a quien corrige Dios, porque él hiere y venda la herida.
TERCIA
LECTURA BREVE Is 2, 3-4
De Sión saldrá la ley, de Jerusalén la palabra del Señor. Él será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra.
V. Apareció en la tierra.
R. Y convivió entre los hombres.
ORACIÓN
Oh Dios, que por medio de tu Hijo has hecho clarear para todos los pueblos la aurora de tu eternidad, concede a tu pueblo reconocer la gloria de su Redentor y llegar un día a la luz eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
SEXTA
LECTURA BREVE Is 9, 2
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que habitaban en tierra de sombras brilló un intenso resplandor.
V. Los pueblos verán a tu Justo.
R. Y los reyes de la tierra a tu Héroe.
ORACIÓN
Oh Dios, que por medio de tu Hijo has hecho clarear para todos los pueblos la aurora de tu eternidad, concede a tu pueblo reconocer la gloria de su Redentor y llegar un día a la luz eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
NONA
LECTURA BREVE Is 60, 4-5
Tus hijos, Jerusalén, llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Cuando esto veas, te pondrás radiante de alegría; se estremecerá y se ensanchará tu corazón, pues se volcarán sobre ti los tesoros del mar, vendrán a ti las riquezas de las naciones.
V. Bendecid, pueblos, a nuestro Dios.
R. Haced resonar sus alabanzas.
ORACIÓN
Oh Dios, que por medio de tu Hijo has hecho clarear para todos los pueblos la aurora de tu eternidad, concede a tu pueblo reconocer la gloria de su Redentor y llegar un día a la luz eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.