Oficio de Lecturas

V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

INVITATORIO

Ant. Adoremos a Dios, porque él nos ha creado.

Salmo 99
ALEGRÍA DE LOS QUE ENTRAN EN EL TEMPLO
Los redimidos deben entonar un canto de victoria (S. Atanasio).

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Ant. Adoremos a Dios, porque él nos ha creado. 

HIMNO

Con entrega, Señor, a ti venimos,
escuchar tu palabra deseamos;
que el Espíritu ponga en nuestros labios
la alabanza al Padre de los cielos.
 
Se convierta en nosotros la palabra
en la luz que a los hombres ilumina,
en la fuente que salta hasta la vida,
en el pan que repara nuestras fuerzas;
 
en el himno de amor y de alabanza
que se canta en el cielo eternamente,
y en la carne de Cristo se hizo canto
de la tierra y del cielo juntamente.
 
Gloria a ti, Padre nuestro, y a tu Hijo,
el Señor Jesucristo, nuestro hermano,
y al Espíritu Santo, que, en nosotros,
glorifica tu nombre por los siglos. Amén. 

SALMODIA

Ant. 1. La misericordia y fidelidad te preceden, Señor.

Salmo 88, 2-38
LAS MISERICORDIAS DEL SEÑOR SOBRE LA CASA DE DAVID
Según lo prometido, Dios sacó de la descendencia de David un Salvador, Jesús (Hch 13, 22-23).
I

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: "Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad".
 
Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
"te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades".
 
El cielo proclama tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos?
 
Dios es temible en el consejo de los ángeles,
es grande y terrible para toda su corte.
Señor de los ejércitos, ¿quién como tú?
El poder y la fidelidad te rodean.
 
Tú domeñas la soberbia del mar
y amansas la hinchazón del oleaje;
tú traspasaste y destrozaste a Rahab,
tu brazo potente desbarató al enemigo.
 
Tuyo es el cielo, tuya es la tierra;
tú cimentaste el orbe y cuanto contiene;
tú has creado el norte y el sur,
el Tabor y el Hermón aclaman tu nombre.
 
Tienes un brazo poderoso:
fuerte es tu izquierda y alta tu derecha.
Justicia y derecho sostienen tu trono,
misericordia y fidelidad te preceden.
 
Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo.
 
Porque tú eres su honor y su fuerza,
y con tu favor realzas nuestro poder.
Porque el Señor es nuestro escudo,
y el Santo de Israel nuestro rey.

Ant. La misericordia y fidelidad te preceden, Señor.

Ant. 2. El Hijo de Dios nació según la carne de la estirpe de David.

II

Un día hablaste en visión a tus amigos:
"He ceñido la corona a un héroe,
he levantado a un soldado sobre el pueblo.
 
Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso;
 
no lo engañará el enemigo
ni los malvados lo humillarán;
ante él desharé a sus adversarios
y heriré a los que lo odian.
 
Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán
por mi nombre crecerá su poder:
extenderé su izquierda hasta el mar,
y su derecha hasta el Gran Río.
 
Él me invocará: "Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora";
y lo nombraré mi primogénito,
excelso entre los reyes de la tierra.
 
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable;
le daré una posteridad perpetua
y un trono duradero como el cielo".

Ant. El Hijo de Dios nació según la carne de la estirpe de David.

Ant. 3. Juré una vez a David, mi siervo: “Tu linaje será perpetuo”.

III

"Si sus hijos abandonan mi ley
y no siguen mis mandamientos,
si profanan mis preceptos
y no guardan mis mandatos,
castigaré con la vara sus pecados
y a latigazos sus culpas;
 
pero no les retiraré mi favor
ni desmentiré mi fidelidad,
no violaré mi alianza
ni cambiaré mis promesas.
 
Una vez juré por mi santidad
no faltar a mi palabra con David:
"Su linaje será perpetuo,
y su trono como el sol en mi presencia,
como la luna, que siempre permanece:
su solio será más firme que el cielo".

Ant. Juré una vez a David, mi siervo: “Tu linaje será perpetuo”.

VERSÍCULO

V. La explicación de tus palabras ilumina.
R. Da inteligencia a los ignorantes.

PRIMERA LECTURA

De la primera carta a Timoteo 4, 1-5, 2
LOS FALSOS DOCTORES

Hermano: El Espíritu dice claramente que algunos en los últimos tiempos desertarán de la fe, dando oídos a engaños, inspiraciones y enseñanzas propias de demonios, seducidos por embaucadores hipócritas, cuya conciencia estará marcada a fuego por la infamia; éstos proscriben el matrimonio y el uso de alimentos, que han sido creados por Dios para que disfruten de ellos con acción de gracias los fieles y los conocedores de la verdad. Todo lo que Dios ha creado es bueno; y no hay alimento que merezca repulsa, si se toma dando gracias a Dios. Todo queda santificado por la palabra de Dios y por nuestra oración. Si propones estas cosas a los hermanos y te vas nutriendo cada día con los principios de la fe y de la buena doctrina que has seguido con toda fidelidad serás un excelente servidor de Cristo Jesús. Rechaza, en cambio, las leyendas supersticiosas y propias de viejas. Ejercítate en la piedad. Los ejercicios corporales reportan beneficios escasos, pero la piedad es provechosa para todo y tiene la promesa de la vida, tanto presente como futura. He aquí una afirmación veraz y digna de universal adhesión: Nuestros trabajos y nuestras luchas están impulsados por nuestra esperanza en el Dios vivo, que es el salvador de todos los hombres y en particular de los fieles. Esto has de enseñar e inculcar. Que nadie te desprecie por tu juventud. Sé modelo para los fieles en las palabras y en el trato, en la caridad, en la fe y en la pureza de vida. En tanto que llego, aplícate a la lectura, a la predicación, a la enseñanza. No descuides el don que posees, que te fue dado por una intervención profética con la imposición de las manos del colegio de presbíteros. Pon interés en estas cosas, ocúpate de ellas, de modo que tus progresos sean manifiestos a todos. Vigílate a ti mismo y a tu enseñanza; sé constante en ello; obrando así, te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan. Al anciano no lo reprendas con dureza, sino exhórtale como a un padre; a los jóvenes, como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza.

RESPONSORIO 1 Tm 4, 8. 10; 2 Co 4, 9

V. La piedad es provechosa para todo y tiene la promesa de la vida;
R. nuestros trabajos y nuestras luchas están impulsados por nuestra esperanza en el Dios vivo.
V. Somos acosados, mas no aniquilados; derribados, pero no perdidos.
R. Nuestros trabajos y nuestras luchas están impulsados por nuestra esperanza en el Dios vivo.

SEGUNDA LECTURA

De la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los Tralianos
(Caps. 8,1-9, 2; 11, 1-13, 3: Funk 1, 209-211)
CONVERTÍOS EN CRIATURAS NUEVAS POR MEDIO DE LA FE, QUE ES COMO LA CARNE DEL SEÑOR, Y POR MEDIO DE LA CARIDAD, QUE ES COMO SU SANGRE

Revestíos de mansedumbre y convertíos en criaturas nuevas por medio de la fe, que es como la carne del Señor, y por medio de la caridad, que es como su sangre. Que ninguno de vosotros tenga nada contra su hermano. No deis pretexto con ello a los paganos, no sea que, ante la conducta insensata de algunos de vosotros, los gentiles blasfemen de la comunidad que ha sido congregada por el mismo Dios, porque ¡ay de aquel por cuya ligereza ultrajan mi nombre! Tapaos, pues, los oídos cuando oigáis hablar de cualquier cosa que no tenga como fundamento a Cristo Jesús, descendiente del linaje de David, hijo de María, que nació verdaderamente, que comió y bebió como hombre, que fue perseguido verdaderamente bajo Poncio Pilato y verdaderamente también fue crucificado y murió, en presencia de los moradores del cielo, de la tierra y del abismo y que resucitó verdaderamente de entre los muertos por el poder del Padre. Este mismo Dios Padre nos resucitará también a nosotros, que amamos a Jesucristo, a semejanza del mismo Jesucristo, sin el cual no tenemos la vida verdadera. Huid de los malos retoños: llevan un fruto mortífero y, si alguien gusta de él, muere al momento. Estos retoños no son plantación del Padre. Si lo fueran, aparecerían como ramas de la cruz y su fruto sería incorruptible; por esta cruz, Cristo os invita, como miembros suyos que sois, a participar en su pasión. La cabeza, en efecto, no puede nacer separada de los miembros, y Dios, que es la unidad, promete darnos parte en su misma unidad. Os saludo desde Esmirna, juntamente con las Iglesias de Asia, que están aquí conmigo y que me han confortado, tanto en la carne como en el espíritu. Mis cadenas, que llevo por doquier a causa de Cristo, mientras no ceso de orar para ser digno de Dios, ellas mismas os exhortan: perseverad en la concordia y en la oración de unos por otros. Conviene que cada uno de vosotros, y en particular los presbíteros, reconfortéis al obispo, honrando así a Dios Padre, a Jesucristo y a los apóstoles. Deseo que escuchéis con amor mis palabras, no sea que esta carta se convierta en testimonio contra vosotros. No dejéis de orar por mí, pues necesito de vuestro amor ante la misericordia de Dios, para ser digno de alcanzar aquella herencia a la que ya me acerco, no sea caso que me consideren indigno de ella. Os saluda la caridad de los esmirniotas y de los efesios. Acordaos en vuestras oraciones de la Iglesia de Siria, de la que no soy digno de llamarme miembro, porque soy el último de toda la comunidad. Os doy mi adiós en Jesucristo a todos vosotros, los que estáis sumisos a vuestro obispo, según el querer de Dios; someteos también, de manera semejante, al colegio de los presbíteros. Y amaos todos, unos a otros, con un corazón unánime. Mi espíritu se ofrece como víctima por todos vosotros, y no sólo ahora, sino que se ofrecerá también cuando llegue a la presencia de Dios. Aún estoy expuesto al peligro, pero el Padre es fiel y cumplirá, en Cristo Jesús, mi deseo y el vuestro. Deseo que también vosotros seáis hallados en él sin defecto ni pecado.

RESPONSORIO 2 Ts 2, 14-15; Sir 15, 13

V. Dios os convocó por medio del Evangelio para daros la posesión de la gloria de nuestro Señor Jesucristo. R. Así pues, manteneos firmes y guardad las enseñanzas que aprendisteis.
V. El Señor odia toda abominación, y también es ésta odiosa para los que lo temen a él.
R. Así pues, manteneos firmes y guardad las enseñanzas que aprendisteis.

ORACIÓN

Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo.

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.  
R. Demos gracias a Dios.